JEP25 Abr 2019 – 6:00 PMColombia en Transición
Para el abogado de la Asociación Red de Defensores y Defensoras de Derechos Humanos, la decisión de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) de aceptar el sometimiento del general Mario Montoya sin que este haya reconocido sus delitos, demuestra que las víctimas no son el centro de esta justicia transicional y que hay un tratamiento benévolo con el alto oficial.
Después de que la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) dejara en firme la entrada del general en retiro Mario Montoya Uribe a esta justicia, algunos representantes de las víctimas manifestaron su rechazo, argumentando que se están violando los derechos de sus apoderados, entre ellos, el de la participación.
La principal molestia de las víctimas es que, en la audiencia de sometimiento de Montoya, el militar no reconoció su responsabilidad en casos de ejecuciones extrajudiciales de Soacha y Bogotá. A pesar de esto, dicen los representantes, los magistrados de la JEP aceptaron su acta de reconocimiento; solicitaron el traslado de su proceso a la Sala de Reconocimiento para que avance en el caso 003, sobre muertes ilegítimamente presentadas como bajas en combate por agentes del Estado, mal llamados falsos positivos, y no les permitieron a las víctimas participar en medio de la diligencia judicial.
Los abogados Fernando Rodríguez Kekhan, del Comité de Solidaridad con los Presos Políticos; Sebastián Felipe Escobar Uribe, del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, y Germán Romero Sánchez, de la Asociación Red de Defensores y Defensoras de Derechos Humanos, presentaron recursos de apelación contra estas dos resoluciones de la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas.
Este jueves, la Sección de Apelación, encargada de resolver estos asuntos, decidió negar las peticiones de los representantes de las víctimas, argumentando que su intervención en la JEP es proporcional.
En entrevista con este diario, para Germán Romero, el abogado de la Asociación Red de Defensores y Defensoras de Derechos Humanos, la JEP demuestra que las víctimas no son la centralidad del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, y que su participación no es importante para los procesos.
¿Cuál es su lectura de la decisión de la JEP sobre el sometimiento del general Montoya?
La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) se llena la boca diciendo que la centralidad son las víctimas, pero en definitiva lo que le gusta a la JEP es una participación de papel, formal, no material de estas. Es un absurdo que la Sección de Apelación resalte que el general Montoya no reconoció como víctimas a Alfamir Castillo, Jhon Jairo Ortega Hurtado, ni a mí como su representante, y al mismo tiempo diga que eso no afecta en nada. Para nosotros, la lectura es que no hay espacio para todas las víctimas.
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¿En qué se basa para asegurar esto?
Hay algo que es fundamental en los escenarios de justicia transicional, pero especialmente en el de justicia restaurativa, y es el reconocimiento de la calidad de víctimas desde el inicio. Eso significa que a la gente de buena fe se acepta como víctima y se le atiende en sus dimensiones. Con esta decisión lo que dice la JEP es que no le interesa hacer un reconocimiento temprano de las víctimas, porque ellas pueden llegar en cualquier momento del proceso. El auto lo deja claro cuando dice que «la intervención de víctimas debe guardar proporción con las características, propósitos y relevancias de cada momento procesal. Si bien resultó imperioso favorecer su participación, esta también debe armonizarse con otros intereses igualmente decisivos. Según lo ha puesto de precedente la Corte Constitucional, la actuación masiva de las víctimas podrá obstruir el desenvolvimiento de una jurisdicción estrictamente temporal y por esa vía amenazar los derechos de todos los que en ella se presenten, incluida las víctimas. Por ese motivo, en esas etapas iniciales, no está previsto el despliegue propio y protagónico de la participación».
¿Por qué es tan importante que ese reconocimiento sea en etapas tempranas del proceso?
Porque en el momento de sometimiento de Mario Montoya, él y su abogado tienen que entregar un plan de aporte a la verdad, de reconocimiento, de reparación y de no repetición de los hechos para sus víctimas. Y a nosotros no nos reconoció. De hecho, esto ni siquiera se hizo en esa audiencia. Con eso queda claro que a la JEP no le importa la participación de las víctimas y menos aquellas, como Alfamir, quinen fue amenazada y sufrió de un atentado. A la JEP le gusta tener abogados, pero no víctimas. Alfamir no pudo contradecir nada de lo que dijo Montoya en la audiencia de sometimiento.
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¿Cuáles son sus otros argumentos para asegurar que se están vulnerando los derechos de las víctimas?
Nosotros sentimos que hay un tratamiento benévolo con el general Montoya. Y con eso se trasgredieron los derechos de las víctimas, sobre todo cuando él que asegura que no va a reconocer, que sólo era comandante de las divisiones y que no tiene relación con las unidades que cometieron las ejecuciones extrajudiciales. Ahí se bota por la ventana y a la basura el principio dialógico. No se les permitió decir nada, así lo hubiéramos pedido. En un momento yo pedí la palabra y me dijo que no, porque no era reconocido como víctima. Es un juego maquiavélico porque nos invitan a la participación, pero esta es como ellos quieren y es muy reducida.
Fuente del documento el Espectador