21 de febrero de 2005, ocho personas de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, fueron torturadas, asesinadas, descuartizadas y posteriormente enterradas en fosas comunes. Por estos hechos han sido judicializados miembros del Ejército Nacional -Brigada XVII-, quienes actuaron en conjunto con un grupo de paramilitares del frente «Heroes de Tolova» al mando del paramilitar alias «Don Berna».
Primero asesinaron a Luis Eduardo Guerra, reconocido líder de la Comunidad de Paz; a su hijo Deyner Andrés Guerra, de 11 años, y a Beyaniera Areiza. Después de matarlos con machetes, dejaron sus cuerpos tirados en la montaña. Después mataron a Alfonso Bolívar Tuberquia; a sus hijos Natalia (de 5 años) y Santiago (de 2 años); a su esposa, Sandra Milena Muñoz, y a un trabajador de la finca llamado Alejandro Pérez. Los cuatro primero murieron también a machete. Los niños, según reza la necropsia, «por degüello con arma blanca».
El relato de un paramilitar desmovilizado se convirtió en la pieza clave para armar el rompecabezas de este caso, que es uno de los que más atención internacional han suscitado. Adriano José Cano Arteaga era un patrullero del grupo Héroes de Tolová, que pertenecía a ‘Don Berna’ y operaba entre Córdoba y Urabá, y que al momento de la masacre no se había desmovilizado. Cano asegura que un paramilitar conocido como ’44’ fue quien dirigió la masacre y que otro conocido como ‘Pirulo’ fue quien degolló a los niños. Los paramilitares estaban, según el relato, junto a unos 50 soldados al mando del capitán Gordillo, quien se habría quedado «asegurando un monte» mientras los paramilitares se adelantaron para cometer el crimen.
Las víctimas
Luís Eduardo Guerra, su hijo Deiner y compañera Beyanira; Alfonso Bolívar, su esposa Sandra, sus dos pequeños Natalia de 5 años y Santiago de 18 meses; y un trabajador de la finca Alejandro.